Dichoso es aquel a quién Dios ha perdona sus maldades

Una de las razones por la cual nos cuesta perdonar, es porque no hemos creído en que Jesús olvida y perdona nuestros pecados, haciéndonos creer que somos incapaces de perdonar a los demás porque ni siquiera nosotros mismos nos hemos perdonado.

Es importante conocer la misericordia de Dios, para que podamos entender que somos dichosos cuando somos perdonados.

Si leemos a David conoceremos está verdad para vivir cada día, experimentando el perdón de Dios en nosotros, al aprender a decir perdón cuando cometemos errores o decir «te perdono» o «me perdono» cuando nuestras emociones quieren juzgar y señalar un error para maldecir. 

Es por esto que Jesús nos invita a bendecir incluso a nuestros enemigos, para que entendamos que la justicia es de Dios, que cualquiera se puede arrepentir e incluso de las personas que menos esperamos, y en nosotros debe haber un corazón sano, puro, en el que no guarda ninguna suciedad por «así decirlo» todo lo contrario, un corazón que recibe al Espíritu para transformarlo y testificar un Dios verdadero en nosotros. 

El Señor permita que sus hijos tengan un corazón restaurado, cargado de bondad, aquellos que reciben el abrazo de Papá, cuando están en momentos de debilidad y aquellos que abrazan al caído, enseñan a los orgullosos con el ejemplo, perdonan porque ya han vivido el perdón de Dios en sus vidas.

CITAS:

«Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones» Hebreos 10:17

«Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño» Salmo 32:1-2 // Romanos 4:6-8

«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo…» 2 Corintios 5:17-21.