Anteriormente hemos compartido la importancia de conocer algunas verdades, la voluntad de Dios, lo que Jesús enseñó y lo importante que es escuchar y practicar su palabra. A continuación profundizaremos acerca del evangelio del reino, pues en muchas ocasiones Cristo habló del reino de Dios porque todo en esta vida es temporal y pasajero.
JESÚS TESTIFICÓ CON SU EJEMPLO
Jesús respondió: “Mi reino no es de este mundo. si mi reino fuera de este mundo, mis servidores hubieran peleado para que yo no fuera entregado a los Judíos. Pero mi reino no es de aquí. Entonces Pilato le dijo: “Luego , tú eres rey?” Respondió Jesús: “Tú lo has dicho. Yo soy rey. Yo, para esto he nacido, para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”
Juan 18:36-37
En muchas ocasiones Cristo habló lo necesario porque era sabio y conocía los corazones de los hombres, sabía sus intenciones para tentarlo y hacerlo tropezar. Él guardó silencio en el concilio porque sabía que su reino no pertenecía a este mundo y era necesario tomar un copa amarga para que hoy muchos pudieran tener el don de Dios y verlo a Él sentado a la diestra del Todopoderoso y en su segunda venida en las nubes (Marcos 14:53-65).
SIGNIFICADO DEL REINO DE DIOS
“Porque el reino de Dios no es comida, ni bebida, sino Justicia, paz y gozo por el Espíritu Santo»
Romanos 14:17
Los Judíos esperaban al Mesías como un rey rico en oro y plata, sobresaliendo, haciendo milagros para entretener al público, pero no esperaban a un rey montado en burro, naciendo en pesebre y de escasos recursos. Un rey que hablaba de ser Dios y de otro reino.
Es necesario buscar el reino de Dios y su justicia porque todas las cosas temporales vienen por añadidura. Es lo que Cristo enseñó, invitando a todos los hombres a nutrirse con un manjar que vivifica el espíritu, acercando al hombre a tener una estrecha comunión con el Padre y un verdadero arrepentimiento para permiterle a Él, tener el control absoluto de cada vida, porque el hombre es débil en su carne pero es fortalecido al tener el Espíritu Santo en su cuerpo.
Entonces, el reino de Dios es Justicia, paz y gozo, porque en Él encontramos la verdad, lo bueno, agradable y perfecto ante sus ojos, cuando él habita en nosotros, nos gozamos de su paz, salvación y de su segunda venida, tal vez en el mundo tendremos aflicción pero hay que tener ánimo porque Cristo venció el mundo.
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”
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